11/4/12

Pobre: Te odio, te aborrezco y te castigo


Investigación exclusiva LTF

1/3 (Primera de tres partes)

I.
Extra, extra. Parece que quieren decirnos la verdad. Parece que se han decidido a hacerlo. Extra, extra. En fin... parece que parece. En realidad tuvimos que engañarlos.
Reyes magos, Papa Noel y el Ratón Pérez juntos por primera y sólo a los fines de regalarnos la mágica confesión de seis de las principales agencias del sistema penal: el legislador, la policía, los jueces, el sistema penitenciario, los medios de comunicación y los intelectuales.
Pasto, arbolitos y almohadones. Enérgica combinación tripartita. Franquicia divina. Imperio celestial de lo impensado.

Extra, extra. No hizo falta torturarlos, ni utilizar la ultra tecnológica "máquina de la verdad".

Nuestra tarea fue muchísimo más sencilla de lo que a priori podríamos llegar a imaginar.

La metodología fue simple. Los citamos a todos juntos y a la misma hora en un hotel de lujo en Puerto Madero. Les dijimos que veníamos a estudiarlos, con sincera admiración y respeto, desde un planeta llamado “MECAGOENELPOBRE”.
Les mostramos algunos videos de marchas al estilo “Blumberg” que supuestamente sucedían todos los días en nuestra región y les dijimos que si en algún momento decidían visitarnos se iban a encontrar con escenarios muy amigables y afines a su idiosincrasia: aproximadamente doce jaulas por hectárea, dieciocho ejércitos de androides lustra-barrotes por municipio y una escuela multidisciplinaria y politécnica de tortura, encierro y segregación cada 233 habitantes. A su vez le dejamos claro lo más importante. “Nuestro lema es inquebrantable –enfatizó uno de los nuestros imitando risueñamente la voz de Ante Garmaz-: todo lo que no se ajuste a nuestras expectativas estéticas debe ser apartado sin excepción alguna. No hay lugar para gente sin clase. Brindo por eso”.

Les mostramos fotos, falsas obviamente; y hasta un discurso de nuestro líder galáctico. Un enano bigotón adicto a la palabra "estupendo". Los Simuladores estarían orgullosos de nosotros.
Fue increíble ver el brillo de sus pupilas al sentirse tan identificados con nuestra puesta en escena. Alivio, orgullo, obstinada calma: “Ustedes deben ser una civilización muy avanzada”, dijo uno de ellos sin ponerse colorado.

Desde el minuto cero del diálogo hablamos sin pelos en la lengua, o mejor dicho "hablaron". Nosotros simplemente pusimos cara de pocker, y grabadorcito de bolsillo mediante, nos deleitamos con el testimonio.
Pan y circo. Canario Sapiens.

Expusieron apróximadamente dieciséis horas cada uno. Ego importante el de los muchachos.
He aquí un brevísimo resumen de cada una de sus intervenciones: 




II. El legislador y su odio a los pobres.
“Aparezco cada tanto. Bostezo mucho. No siempre me conocen. A veces soy parte de listas sabanas interminables. Caigo en la volteada. Debo favores y no hago absolutamente nada que no me convenga en términos personales. Mi función es a veces un tanto decorativa. No obstante, cumplo con mi deber supremo: ordeno la vida. Ni más ni menos que eso. Defino. Caratulo. Etiqueto. Siempre condicionado por aquellos a los que les debo mi carrera. Por supuesto. No vayan a creer que hay algo de originalidad en mis postulados. Una campaña nunca es gratis. Un afiche por neurona. Un minuto en cámara por principio. Esa es más o menos la ecuación”.

“Mi relación con los pobres es ambivalente. Me votan y me gusta que lo hagan. Eso es indudable. Digo que los pobres me importan y la verdad me importan un carajo. El problema es que lamentablemente son mayoría. Qué se le va a hacer. Aún no somos tan avanzados como ustedes”.
“Legislo. De eso se trata mi trabajo. Hago leyes. Tengo un puñado de asesores a mi cargo, pero generalmente no me asesoran. Son mis secretarios. Les digo asesores porque queda más rimbombante, pero sus opiniones son para mí completamente intrascendentes. Quién va a atreverse a decirle lo que tiene que pensar a alguien como yo. No seamos ilusos. La gente no quiere iluminados”.  

“Cada tanto se me ocurren cosas interesantes. Nada demasiado revolucionario por supuesto. Mi banca, por definición, es una concesión de principios. Creo que algo ya dije al respecto. De todas maneras siempre tengo un as bajo la manga. Cuando no se me ocurre nada efectivo para abordar la problemática social recurro al encierro y sanseacabó. Qué maravilla. Jaulas cromadas. Nos salvan la vida. Disimulamos nuestra estupidez. Son fabulosas. Ustedes lo tienen re claro, ¿no?”.
“En lo que hace al delito, año tras año, sesión tras sesión hacemos lo mismo. En Argentina tenemos alrededor de 1500 conductas castigadas con la cárcel. Todo un record. Como podrán imaginarlo estamos orgullosísimos y vamos por más. El derecho penal es nuestro Sai Baba. Nuestro fetiche. Qué sería de nosotros sin su histrionismo. Tiene propiedades sedantes, anestésicas. Lo pide la gente eh!! Y si la gente lo pide… hay que darle para adelante”.

“¿Qué? ¿Qué la gente son los pobres? ¿Qué la gente es la gente? Nooooo. Nada que ver. La gente son los financistas de nuestras campañas. La gente somos nosotros. Nuestros espejos. La gente es una revista. ADN e Infusión. Lo entendiste, ¿no? ¡Ja! Hoy estoy con todas las luces”.

Maximiliano Postay