Hay quienes sólo existen fluctuando en una procesión aleatoria de
significantes. “Pantalón vaquero y botas”. Sí, para él eso es una mujer. O tal
vez “hoy, mañana y el año que viene, fui”. Es que aún no encontró un punto de anclaje.
Secuencia infinita. Permanecen detenidos en una imagen que, una vez les otorgó el espejo de un otro. Le dio un ser frágil, a través de un puñado de palabras indelebles: "vos sos mi vida". Juntura de pedazos, que desde lejos, parece uno.
Otros, llevan una existencia itinerante, buscando por ahí alguien que se apiade y les diga quiénes son. Van vagando, buscando un amo, que les otorgue un ser cuya propiedad intrínseca es la de ser descartable. (¿descartable el ser o el amo?). Hay existencias incuestionables porque poseen artilugios que obturan cualquier agujero, hay quienes cuestionan su existencia.
Y así, entre el ser que devora y
el otro que aprisiona; el Todo que puede encarnar en cualquier mortal y el que
se siente Nada;hay una cuestión que es indudable: existir
duele.
Frente a tan humana problemática,
múltiples recursos para aliviar semejante dolor: un trago para ver mejor; o
quizás una frase filosa, pero escrita, nacida a tiempo; un sueño; una línea,
una fantasía, una profesión; un síntoma; una palabra que cristalice un ser (Soy
Adicto. Soy Ex Adicto, Soy Tumbero, Soy Artista).
Decime quién soy,
Sos imposible,
Decime quién sos,
Soy el origen de tu transparecia,
De tu inconsistencia
Lo que podría hacerte ser Nada.
Decíme.
Habláme.
(Silencio)
Entonces, si hay silencio, hay
esperanza. El silencio, no siempre es ausencia. Puede ser espacio, traería
oxígeno.
Ahí donde hay silencio, hay
posibilidad de hacerse escuchar y de escucharse.
Un lugar donde alojarse, para
descansar de ser o no ser.
Podría ser, el silencio, tiempo propicio para crear.
Segunda
de tres partes de “Pobre: Te odio, te aborrezco y te castigo”.
Marche
una Hepatalgina a la mesa 44. Nuestros investigadores empiezan a sentir un fuerte
malestar estomacal.
III. Los
policías y su odio a los pobres.
“Tengo
las cosas muy claras. Traicioné a mi clase social desde el momento mismo que me
puse este uniforme y esta gorra. Persigo a los pobres, aunque mi procedencia
humilde sea innegable. Los miro a los ojos con asco, con desdén. Sobreactúo la
diferencia entre un “ellos” y un “nosotros” completamente ficticio. Me premian
por acumularlos en comisarias como cucarachas. Ejecuto directivas. No pienso.
No cuestiono. Obediencia debida. Orden al servicio de la comunidad”.
“Mi
dignidad vale tan poco que a veces la uso de propina. Torturo, persigo, grito,
golpeo, reprimo y a cambio ni luchar por mis derechos puedo. Mi vida corre
peligro día tras día, mi familia muchas veces también lo hace, pero esto no
deja de ser un detalle menor frente al enorme orgullo que representa para mí servir
a la patria. ¿Sindicalización? Jamás, nunca, ni en sueños. La cúpula al mando
ve con muy malos ojos que los policías rasos puedan materializar semejante acto
vandálico”.
“Últimamente
en América Latina estamos adquiriendo una sana costumbre. Cuando un gobierno no
nos gusta, improvisamos algún que otro golpe de estado. A veces algún populista
berreta toma el poder y le da a los pobres (a los malos, no a nosotros) más de
lo que en realidad les corresponde y eso a nuestros jefes (sí, esos que no
permiten nuestra organización) mucho no les simpatiza. Hasta ahora venimos
fallando. Será cuestión de seguir intentando. ¿Quién te dice? Quizás si ustedes
nos dan una manito en cualquier momento metemos un batacazo”.
“Comemos
mucha pizza. Las tortugas ninjas son nuestros referentes. Somos gordos,
panzones, pero hábiles para capturar a intrépidos forajidos arranca-billeteras.
Decimos “afirmativo” más veces que Susana Giménez “correcto”. Jamás nos metemos
con los grandes delincuentes. El delito organizado trabaja en connivencia con
nosotros. Somos parte de una suerte de “equipo familiar”. Pan y manteca. Batman
y Robin. Fresco y Batata. Martín y Fierro. Los hermanos sean unidos, que esa es
la ley primera. Así decía, ¿no? Que lindas épocas esas… desde que se inventó la
pólvora, se acabaron los valientes”.
“Para
dormir no contamos ovejas, sino cometas. ¿Estrellas fugaces? ¿Figuras cósmicas?
Nooooo mi amigo. Estoy hablando de los “diegos” que nos llevamos cada vez que
nos toca hacer un operativo. ¿Maradona? Nooooo. Ustedes están bastante perdidos
por lo que veo eh!! Verdesss!! Verdessss!! Parece que la materia “corrupción”
se la llevaron a marzo, eh! Mucha mano dura, mucho tolerancia cero, pero poca
viveza. Ya sabía que los iba a agarrar en algo”.
IV. Los
jueces y su odio a los pobres.
“Soy
Dios. O lo más parecido a eso que pueda existir en este mundo. Me deben respeto
y sumisión. Todos y todas. Exijo que me llamen “Su excelencia”. Vivo de
rituales muy estúpidos. Un crucifijo adorna mi cabeza. En algunos países hasta
uso peluca y toga. Teatralizo el conflicto social que por supuesto me
pertenece. Las partes no existen. Son meros datos en un expediente, cuyo
contenido jamás conoceré. Soy Dios. Eso ya lo dejé claro, ¿no?”.
“Soy
Dios. Tengo chofer, custodia y mucho pero mucho roce social. Vivo
extremadamente mejor de lo que podría sugerirles mi salario. Mis ingresos son
de dudosa procedencia. Amigos, cadenas de favores. No piensen mal por favor.
Una excarcelación tiene precio, pero no lo digan demasiado alto. Lo sabe todo
el mundo, pero uno tiene su nombre, vio. Además soy profesor universitario. Que
van a pensar los incrédulos de mis alumnos”.
“Soy
Dios y en mi calidad de tal de más está decir que me cago en eso de la igualdad
ante la ley. Sin dudas me parece la frase más pelotuda de toda la normativa
existente sobre la faz de la Tierra. Salvo alguna excepción muy pero muy
aislada, sólo condenamos a los pobres. Ay, ay, ay. Que fácil sería si todos
supieran cómo compensarme. Soy Dios”.
“Soy
Dios. Mi cargo es eterno. Pertenezco a una corporación divina. Intocable. Todos
sueñan con tener un amigo como yo. Un conocido con tan alto rango y jerarquía.
Trabajo bastante poco. Para eso tengo un ejército de pendejos, a mi
disposición. Que vayan aprendiendo los mocosos como es esto de mirar a todos
por encima del hombro. Toman las audiencias por mí, escriben las sentencias por
mí y hasta a veces me falsifican la firma para no complicar mi estadía en el
campo de golf más cercano. Soy Dios”.
“Soy
Dios. Pongo el grito en el cielo si alguien osa contradecirme. Que a nadie se
le ocurra denunciarme públicamente o intentar cortar alguna de mis
atribuciones. Ni agencia de noticias, ni compra-venta de influencias, ni
escuchas ilegales, ni anillos de miles y miles de dólares. Soy Dios y Dios hace
lo que se le canta. Tomá nota marcianito.”
V.
El sistema penitenciario como depósito de pobres.
“Todos
los días los vemos entrar. Nunca pronuncian bien las palabras. Nunca son rubios.
Que mala imagen. Que mala vista. Ya que los tenemos encerrados podrían ser un
poco más lindos, eh. Pero no. Estos negros de mierda, no saben hacer otra cosa
que delinquir”
“Se
agradece de tanto en tanto algún que otro recreo visual. Celebramos cuando en
las cárceles de mujeres aparece alguna rusa atractiva. Que las cárceles
femeninas estén llenas de mulas preferentemente extranjeras muchas veces nos
salva la vida. Salvo –por supuesto- que se trate de alguna boliviana o peruana.
Eso es lo mismo que tener una cárcel de hombres a nuestra disposición. Basura,
basura y más basura.”
“Dicen
que surgí para humanizar los castigos medievales, la tortura en plazas públicas
y demás rituales violentos al estilo William Wallace en el final de “Corazón
Valiente”; pero la realidad indica que mi único objetivo se limita no a
sustituir sino a esconder esas prácticas y mantener su ejecución detrás de los
muros carcelarios. Parece que de un momento a otro publicitar las represalias
no fue muy rentable que digamos para las autoridades de turno y ahí aparecí yo
y a otra cosa mariposa. Jaulas. De un tiempo a esta parte, por suerte nos
pusimos de moda”.
“No
soporto a los familiares de los presos. Son la misma lacra que ellos. Me
encanta complicarles la vida lo más que pueda. Construyo cárceles lo más lejos
posible de los centros urbanos para que cada vez les sea más difícil irlos a visitar. No hay que
mezclar a los normales con estas bestias. Que se tomen cuatro colectivos. Eso a
mí me tiene sin cuidado. Mejor. Así los agarro bien cansados para humillarlos
sin pudor alguno en las benditas requisas. Momento sublime si los hay. Cuartito
al fondo, a sacarse la ropa y si te he visto no me acuerdo”.
“Me
encanta ser cínico. Lo disfruto, lo gozo. Me masturbo con el artículo ese que
dice que la cárcel tiene como objetivo la reinserción del delincuente en la
sociedad. Me cago de risa. Me río en la cara de los que me creen. ¿Resocializar
excluyendo de la sociedad? ¿A qué ignorante perverso se le ocurre confiar en semejante
contradicción lingüística? Si me interesara resocializar a alguien, una vez que
los tipos salen no les dificultaría enormemente las cosas, por ejemplo jodiéndoles
la vida para que consigan un trabajo a partir de la existencia del certificado
de antecedentes. Me caigo y me levantoooooo!! ¿Resocializar? ¿En serio alguien
cree semejante estupidez? Jajajaja!! Estruendoso. Genios posmodernos. Qué
maravilla que son los teóricos del estado de bienestar. Palito, bombón, helado.
Merca, celular y celda vip. Quién da más, quién da más”.
¿Alguna vez te preguntaste
por qué matar en la calle es un “delito” mientras que matar en la guerra es un
acto heroico? ¿Por qué robar está penalizado, pero la extracción de plusvalía es
la fuente de lucro legítima del sistema de producción capitalista?
La respuesta es tan
sencilla que puede sorprenderte: dentro de una sociedad, el legislador elige,
arbitrariamente, qué conductas penalizar y cuáles tolerar, lo que convierte al
delito en una mera decisión política -tendenciosa en la mayoría de los casos-.
¿O acaso creías que hay
acciones que son delitos por naturaleza? No, no y no. De ninguna manera.
Todas las acciones (sí,
todas) que se castigan en una sociedad han sido previamente constituidas,
etiquetadas, designadas como delictivas, en tanto hay un interés por parte de
la autoridad en materializar su persecución desde el Estado.
Todo preso es político. Su
condición responde a una lógica sistemática, histórica y socio-cultural.
¿Orden público? ¿Moral
colectiva? ¿Buen padre de familia? ¿Buen hombre de negocios? ¿Ah, sí? No me
vengan con pavadas.
¿Buenos y malos? Ni cerca.
La dicotomía habremos de buscarla en otro lado. Quizás Bakunin y Marx nos den
algunas herramientas.
Extra, extra. Parece que quieren decirnos la verdad. Parece que se han decidido a hacerlo. Extra, extra. En fin... parece que parece. En realidad tuvimos que engañarlos.
Reyes
magos, Papa Noel y el Ratón Pérez juntos por primera y sólo a los fines de
regalarnos la mágica confesión de seis de las principales agencias del sistema
penal: el legislador, la policía, los jueces, el sistema penitenciario, los
medios de comunicación y los intelectuales.
Pasto,
arbolitos y almohadones. Enérgica combinación tripartita. Franquicia divina.
Imperio celestial de lo impensado.
Extra, extra. No hizo falta torturarlos, ni utilizar la ultra tecnológica "máquina de la verdad".
Nuestra
tarea fue muchísimo más sencilla de lo que a priori podríamos
llegar a imaginar.
La
metodología fue simple. Los citamos a todos juntos y a la misma hora en un
hotel de lujo en Puerto Madero. Les dijimos que veníamos a estudiarlos, con sincera admiración y respeto, desde un planeta llamado “MECAGOENELPOBRE”.
Les
mostramos algunos videos de marchas al estilo “Blumberg” que supuestamente sucedían
todos los días en nuestra región y les dijimos que si en algún momento decidían
visitarnos se iban a encontrar con escenarios muy amigables y afines a su
idiosincrasia: aproximadamente doce jaulas por hectárea, dieciocho ejércitos de
androides lustra-barrotes por municipio y una escuela multidisciplinaria y politécnica
de tortura, encierro y segregación cada 233 habitantes. A su vez le dejamos
claro lo más importante. “Nuestro lema es inquebrantable –enfatizó uno de los nuestros
imitando risueñamente la voz de Ante Garmaz-: todo lo que no se ajuste a
nuestras expectativas estéticas debe ser apartado sin excepción alguna. No hay lugar para gente sin
clase. Brindo por eso”.
Les
mostramos fotos, falsas obviamente; y hasta un discurso de nuestro líder galáctico.
Un enano bigotón adicto a la palabra "estupendo". Los Simuladores estarían orgullosos de nosotros.
Fue
increíble ver el brillo desus pupilas al sentirse
tan identificados con nuestra puesta en escena. Alivio, orgullo, obstinada
calma: “Ustedes deben ser una civilización muy avanzada”, dijo uno de ellos sin
ponerse colorado.
Desde el
minuto cero del diálogo hablamos sin pelos en la lengua, o mejor dicho
"hablaron". Nosotros simplemente pusimos cara de pocker, y grabadorcito de
bolsillo mediante, nos deleitamos con el testimonio.
Pan y
circo. Canario Sapiens.
Expusieron apróximadamente dieciséis horas cada uno. Ego importante el de los muchachos.
He aquí
un brevísimo resumen de cada una de sus intervenciones:
II. El
legislador y su odio a los pobres.
“Aparezco
cada tanto. Bostezo mucho. No siempre me conocen. A veces soy parte de listas
sabanas interminables. Caigo en la volteada. Debo favores y no hago
absolutamente nada que no me convenga en términos personales. Mi función es a
veces un tanto decorativa. No obstante, cumplo con mi deber supremo: ordeno la
vida. Ni más ni menos que eso. Defino. Caratulo. Etiqueto. Siempre condicionado
por aquellos a los que les debo mi carrera. Por supuesto. No vayan a creer que
hay algo de originalidad en mis postulados. Una campaña nunca es gratis. Un
afiche por neurona. Un minuto en cámara por principio. Esa es más o menos la
ecuación”.
“Mi
relación con los pobres es ambivalente. Me votan y me gusta que lo hagan. Eso
es indudable. Digo que los pobres me importan y la verdad me importan un
carajo. El problema es que lamentablemente son mayoría. Qué se le va a hacer.
Aún no somos tan avanzados como ustedes”.
“Legislo.
De eso se trata mi trabajo. Hago leyes. Tengo un puñado de asesores a mi cargo,
pero generalmente no me asesoran. Son mis secretarios. Les digo asesores porque
queda más rimbombante, pero sus opiniones son para mí completamente intrascendentes. Quién
va a atreverse a decirle lo que tiene que pensar a alguien como yo. No seamos
ilusos. La gente no quiere iluminados”.
“Cada
tanto se me ocurren cosas interesantes. Nada demasiado revolucionario por
supuesto. Mi banca, por definición, es una concesión de principios. Creo que
algo ya dije al respecto. De todas maneras siempre tengo un as bajo la manga. Cuando
no se me ocurre nada efectivo para abordar la problemática social recurro al
encierro y sanseacabó. Qué maravilla. Jaulas cromadas. Nos salvan la vida.
Disimulamos nuestra estupidez. Son fabulosas. Ustedes lo tienen re claro, ¿no?”.
“En lo
que hace al delito, año tras año, sesión tras sesión hacemos lo mismo. En
Argentina tenemos alrededor de 1500 conductas castigadas con la cárcel. Todo un record. Como podrán imaginarlo estamos orgullosísimos y vamos por más. El
derecho penal es nuestro Sai Baba. Nuestro fetiche. Qué sería de
nosotros sin su histrionismo. Tiene propiedades sedantes, anestésicas. Lo pide
la gente eh!! Y si la gente lo pide… hay que darle para adelante”.
“¿Qué? ¿Qué
la gente son los pobres? ¿Qué la gente es la gente? Nooooo. Nada que ver. La
gente son los financistas de nuestras campañas. La gente somos nosotros. Nuestros espejos. La gente
es una revista. ADN e Infusión. Lo entendiste, ¿no? ¡Ja! Hoy estoy con todas las
luces”.